domingo, 26 de abril de 2020

Mi encuentro conmigo misma

Este es un texto desempolvado de 2005, al parecer en ese año me topé con varios duendes, siempre en los trenes. Iba yo para Madrid y al recordarlo una sonrisa se me dibuja...

Me gustan tus zapatos, me dijo una vocecilla aguda, apenas me senté. Su dueña asomaba unos ojillos vivarachos por encima de la mesa, mientras comía una paleta de dulce. Y a mí tus pendientes... ¡son de mariquitas! contesté.
Sus billetes por favor. Vamos a Segovia. ¿A dónde vas? No dejaba de preguntar ¿Y eso está muy lejos? ¿No comes dulces? No, voy a comer frutas. A mí me gustan las frutas. Y a mi los dulces... ¿Tienes frío? El aire del tren me ponía la piel de gallina, o sería la sensación de estar viéndome frente a frente con unos 21 años menos... Yo por eso uso esta chaqueta... ¡Mira los molinos! Ya no los viste... Papá ¿Puedo pintar? Y comencé yo a dibujar en mis sueños una imagen inquieta no tan disímil a la de la figurilla que me acompañaba en aquel viaje.
Desperté con una canción de la incansable duendecilla rosa. Veo veo, qué ves, una cosita y de qué color es... y me sentí de repente objeto de las miradas y parte de aquel juego infantil...
¿Te gusta cantar? Si, mucho ¿Y bailar? Estoy aprendiendo sevillanas... Dentro de poco nos bajamos, vamos a un cumpleaños. Yo también voy a un cumpleaños pero a Madrid.
¿Ya conoces Villalba? Cuando vuelvas en este tren tienes que pasar por ahí. ¿Cuándo es tu cumpleaños? ¿A finales de noviembre? Si el 29. El mío a principios de diciembre...
Sólo faltaba que su nombre fuera como el mío. Pero se llamaba Clara.
Estoy convencida de que existen los duendes.
Y no sé si es coincidencia pero siempre me aparecen en los trenes. Cuando vuelva en ese tren, seguro que visitaré Villalba...

No hay comentarios:

Publicar un comentario